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JUDAISMO

Meguilá

     Meguilá es un rollo de pergamino. La Meguilá es pequeña para distinguirla del Sefer Torá, que también es un rollo de pergamino pero de dimensión mayor. El rollo del Sefer Torá tiene dos cilindros; en tanto que la Meguilá sólo tiene uno y se le puede desenrollar como una carta.

     Hay cinco libros en la Torah a los que se les llama Meguilá; “Shir Hashirím” (El Cantar de los Cantares), “Ruth”, “Eja” (Lamentaciones), “Kohélet” (Eclesiastés) y “Esther”; este último es al que , por lo general, se conoce como Meguilá. Es el relato de la historia de la reina Esther que se lee en la sinagoga durante la gozosa festividad de Purím. Algunas meguilot de la Edad Media tienen hermosas iluminaciones; otras tienen estampas y grabados. Algunas se guardan en estuches de madera tallada, de plata repujada o de fino trabajo de filigrana.

Mezuzah

     Consiste en una pequeña cajita de metal, madera o vidrio que contiene un rollito de pergamino. Sobre el diminuto rollo está escrita parte de la Shemá, que consiste en declaraciones de amor a Hashem y de devoción del hombre hacia Él, y la responsabilidad del hombre al respecto a la observancia de los mandamientos divinos, con el castigo o recompensa correspondientes. 

     La mezuzah se fija en la parte superior del poste de la derecha (entrando) de la puerta de cada cuarto, particularmente en la puerta de la casa. La mezuzah se coloca también en las entradas de las sinagogas, escuelas y otros lugares de culto. La mezuzah colocada en la puerta ayuda a fortalecer la ve y fidelidad judías. Por una pequeña abertura en la parte superior de la mezuzah se distingue la palabra “Shaddai”, que significa Todopoderoso.

Mishnah

     Alrededor del año 200 E.C. Yehudá Hanasí, conocido también sencillamente como “Rabí”, y sus colegas recopilaron y organizaron el inmenso material de tradiciones orales y leyes creado y transmitido durante muchas generaciones de rabinos y sabios. Esta fue la Torah Sheneal pé (Torah oral), elaboración y adición de las principales leyes de la Torah “escrita”. A medida que en los diferentes períodos de la historia judía fueron surgiendo situaciones nuevas, se hizo necesario aclarar la Torah. Las leyes y explicaciuones que fueron resultado de estas aclaraciones se conocieron con el nombre de Mishnah, que significa “segunda lectura” o “estudio por medio de repetición”.

     Antes de la obra de Yehudá Hanasí existieron muchas Mishnot diferentes, siendo una de las más famosas de la Mishnah de Rabí Akiba. El brillante arreglo de Yehudá Hanasí fue la recopilación definitiva de las leyes y tradiciones orales, que estableció la norma por todos aceptada. Generaciones posteriores hicieron algunos cambios en la Mishnah pero hoy sigue siendo esencialmente la misma que en tiempos del gran Rabí. El lenguaje que emplea es algo distinto al hebreo torahico de épocas más tempranas y contiene muchas palabras greigas, latinas y arameas.

     La Mishnah está clasificada en 6 órdenes (Sedarím), que tratan de leyes agrícolas, leyes relacionadas con las fiestas y el sábado, el matrimonio, el divorcio y otros problemas familiares; leyes civiles y criminales; leyes referentes a sacrificios y servicio en el Templo; y leyes sobre pureza e impureza. Está dividida en 63 partes (Masejtót), cada división está repartida en capítulo (Perakím) y cada capítulo en lecciones (Mishnayót). El estudio de la Mishnah desempeñó un papel importante en la vida espiritual de nuestro pueblo. Constituye hasta hoy día la piedra angular del edificio legislativo en el que el pueblo judío se refugió para preservar su existencia y su identidad espiritual. Sus páginas están llenas de doctrina y de vida.

Mitzvá

    Es la palabra que se empleaba para designar una obra meritoria, ya sea de la conducta ritual o moral. Proviene de la palabra hebrea que significa, entre otras cosas, “mandamiento”. Por lo tanto, se la define como “mandamiento de Hashem” o “precepto de Hashem”. Puesto que la palabra también significa “unir”, la mitzvá constituye el lazo entre Hashem y el Hombre. Cuando los sabios hicieron un recuento de todas las mitzvót de la Torah, alcanzaron la cantidad de 365 mandamientos negativos (“No debes”) que corresponden al número de días del año, y 248 preceptos positivos (“Debes”), cuyo número corresponde al de las partes del cuerpo.

     Posteriormente, se hizo una división entre mitzvót establecidas por la Torah y puestas más tarde en vigor por los rabinos. Nadie habrá de lograr lucro de clase alguna con la observancia de la mitzvá que está solemnemente destinada a mejorar el carácter moral del hombre. Tal como se afirma en los Proverbios: “Reconócele en todos tus caminos y Él enderezará tus veredas”.

Matzá

    La Torah enseña que durante la semana de Pésaj se coma pan sin levadura, (matzá). Esta costumbre se basa en el pasaje en que se describe cómo los israelitas abandonaron Egipto con tanta prisa que no tuvieron tiempo para leudar su pan y, por lo tanto, lo hornearon sin levadura. El Talmúd da todas las instrucciones para hornear la matzá. La masa de harina y agua se ha de extender para que quede muy delgada y se le hacen agujeros para evitar que suba. Para hacer los agujeros se diseñó un molde especial. Incluso en la Edad Media, hubo horneadores de matzá para la comunidad.

     La matzá se prepara y se hornea bajo vigilancia rabínica estricta y en panaderías especialmente adaptadas a las instrucciones del Talmúd. En siglos pretéritos la mayor parte de matzót (plural de matzá) eran redondas, si bien algunas eran triangulares y de otras formas. En 1942 un panadero de Estados Unidos vendió matzót en forma de V, como símbolo de Victoria. Un tiempo especial de matzá lo constituye la matzá shemurá, a la que se vigila atentamente durante todas las operaciones de confección, incluso en el cultivo del trigo a ella destinado.

Nevi’im (Profetas)

(Nevi’im) contiene todos los libros de los Profetas. La constituyen dos pares: I, los “primeros” profetas, Yehushúa (Josué), Shofetim (Jueces), Shemuel (Samuel) y Melajim (Reyes); y II, los profets “últimos”, Yeshayahu (Isaías), Yermia (Jeremías), Yejezquel (Ezequiel), junto con los doce profetas “menores” (“menor” se refiere al tamaño más pequeño de estos libros).

     Los profetas “menores” son: Hoshéa (Oseas), Yoel (Joel), Amós, Ovadía (Abdías), Yona (Jonás), Mija (Miqueas), Najúm (Nahum), Jabakuk (Habacuc), Tzefania (Sofonías), Jagai (Ageo), Zejaría (Zacarías) y Malaji (Malaquías). El conjunto de las predicciones de esos doce profetas “menores” está incluido en la serie de doce profetas llamada “Teré Asár” que en arameo significa doce. Los “primeros” libros narran la historia de Israel, desde la muerte de Moshé hasta el exilio Torahico del año 586 antes de Yahshua y se considera que los escribieron los propios profetas, hombres inspirados por la divinidad. Estos profetas tuvieron visiones; lanzaron advertencias de los castigos por las iniquidades cometidas y por crímenes detallados y específicos contra Hashem y el Hombre. Describieron y criticaron el triste y a menudo pecador estado de Israel y de las naciones que la oprimían.

     Profetizaron también la dorada y apacible era mesiánica. Los judíos le respetaban, aunque no siempre les hacían ni les obedecían. Estos hombres no eran adivinos ni oráculos. Estaban inspirados, eran sabios y conocían los resultados de los yerros de la nación, de las alianzas desacertadas y, sobre todo, de los errores religiosos y morales. Los profetas eran guardianes de la pureza y devoción espiritual de Israel y del bienestar nacional. No sólo vituperaron y advirtieron al pueblo, sino que también predijeron el amoroso y majestuoso plan de Hashem. Los últimos capítulos de Isaías y muchos otros pasajes de la Torah ponen de manifiesto que estos hombres también sabían cómo elevar a Israel y cómo proporcionar al pueblo consuelo y esperanza.

     La profecía judía ha sido la creación espiritual más maravillosa de nuestra cultura. Protagonizada por hombres dotados de facultades morales de inspiración divina, la profecía originó la cristalización de la fe en un solo Elhoim y legó a toda la humanidad elevados principios de justicia y moral. Moshé es considerado prototipo de los profetas. Sin embargo, tras de su muerte cesó la profecía durante una época bien prolongada. Solamente en el siglo VIII. antes de Yahshua surgió el nuevo tipo de profetas considerables en el orden religioso y social. Esos profetas distinguidos por su lenguaje poético hicieron apuntes de sus entusiastas predicciones y gracias a ellos, sus elevados conceptos se han conservado hasta hoy día ne los libros incluidos en la Torah.

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